vicios

Siempre le critiqué a mi chico esa dependencia enorme por la internet. Puede colgarse cinco horas en algunos de esos juegos que tanto le gustan sin darse cuenta del paso del tiempo, o incluso de las personas alrededor. Nunca entendí bien ese comportamiento aunque he tratado de buscarle la vuelta y creo que es una forma de escape. Por ejemplo, laburar horas y horas y tener la cabeza seca para luego buscar algo que no te haga pensar e incluso que te entretenga. Todos buscamos actividades que nos rejalen, como cuando estoy de mal humor e ir al gym me saca del cuerpo toda la mufa. Pero debo admitir que me he dado cuenta que también yo últimamente dependo de la tecnología aunque lo niegue a muerte. En estos días en que no tengo tiempo para nada, entro y salgo de la casa hasta la noche cuando llego para dormir; y tal vez sólo tenga tiempo para revisar el correo. Pero comienzo a notar que extraño navegar en blogs, sentarme frente a la laptop una media hora y simplemente escribir lo que se me pase por la cabeza en el momento es como una terapia de vuelco, de descarga. Me gusta leer lo que escribe la gente, gente que no conozco pero que en muchos casos se me parecen o siento que entienden de lo que hablo.
Más allá del blog, siempre estoy buscando minutos para revisar mi correo pensando que algún email importante llegará y no puedo no saberlo. Incluso me pasa de sentir que me falta algo si olvido el celular en casa. Y es cuando uno nace y crece en medio de la tecnología que se nos ofrece día a día haciendonos pensar que es necesaria. El ser humano adopta como necesario lo que hay alrededor pero es cierto que no necesitamos tantas cosas como creemos, o al menos no moriríamos sin un celular.