cuento de hadas



Cuesta dar un paso hacia la madurez, y entender que no todo lo que brilla es oro, que nadie sabe todo, que no existen verdades ni leyes absolutas, que los Reyes Magos, o el ratón de los dientes no existen, y que nuestros padres no siempre tienen la razón. Ojo, no hace falta ser grande en edad para ser sabio. Muchas veces crecemos físicamente en años y no lo hacemos espiritualmente y mentalmente. Pero lo importante es saber que no todo es como se ve o como quieren que algo se vea, y es deber personal el indagar y buscar siempre la verdad. Si uno crece en la ignorancia se convierte en fácil presa de manipulación.
He visto en muchos lugares gente compartiendo virtualmente el último comercial de la conocida empresa Coca Cola. Sí, lo he visto y está muy bien diseñado. Podría decirse que es bastante dulce. Pero por favor no seamos ignorantes e infantiles para comprar tal publicidad. No hay nada atrás del supuesto mensaje mas seguir vendiendo más y más. Es una empresa propia del sistema capitalista, así que gente no esperen ningún mensaje por parte de ellos como corporación.
A continuación les comparto un video que sí creo deberían difundir si les intersa. No dejemos que los demás nos tomen como crédulos, o peor aun por estúpidos.


basura



El otro día iba sentada en el colectivo mirando por la ventanilla mi ciudad y su gente. El colectivo se detiene en una de las esquinas cercanas al microcentro ante el rojo del semáforo. En la plaza hay un hombre que se hunde por completo en uno de esos enormes contenedores con basura buscando algo que comer quizá.
Me quedo mirando, nada más. Sentada ahí en el colectivo siento lejanía. Siento una sensación bastante parecida a un nudo cerca de mi estómago. Imagino la vida de ese extraño. Miro su ropa sucia y percudida. Su grueso sobretodo desilachado y manchado. Veo la mugre en sus manos. No puedo verle el rostro. Introduce sus brazos hasta el fondo; pareciera que él mismo quiere hundirse también. Veo sus zapatos rotos. Un perro a su lado lo mira atentamente, quizá esperando algo también. Probablemente ambos tengan el estómago vacío desde hace días. Me siento lejana. No hago nada, no me muevo de mi lugar en el asiento de colectivos. Nada cambia.
Me inunda un gusto amargo la garganta. Nada cambiará.

quimeras



De niña fui criada en un hogar que se definía como católico, y el colegio primario donde asistí era lo que se conoce como colegio católico donde la educación no venía sólo de las maestras y maestros sino que también las monjas debían impartirnos conocimiento y por sobre todo valores. La sociedad de la que soy parte, también siempre se reconoció como una nación católica.
Pasó el tiempo, y a medida que crecí, yo logré autodefinirme como no-católica, en ocasiones atea y en algunas otras agnóstica pero siempre ante todo no-católica. De hecho puedo afirmar que toda la previa formación y experiencia cercana de la misma fue lo que me alejó de la fe. Hoy puedo decir que soy una persona que no profesa fe alguna, que no tiene ningún tipo de "fe" con respecto a la religión. Lo que sí profeso es una aversión tremenda ante tan corrupta institución y su nefasta historia de oscurantismo en las sociedades occidentales.
Sus integrantes en general son vistos como personas oscuras y de sospechosa espiritualidad; a manera de ejemplo, recuerdo la malicia en las expresiones de las monjas, y las veces que reprendieron a alguna niña que sus padres no habían pagado la cuota elevada del colegio. ¿Acaso para la espiritualidad lo más importante es el dinero? Pasaba el tiempo y comencé a preguntarme muchas cosas sobre estas personas. ¿Es real lo que ellos quieren imponerme como real?¿O qué me dicen de hechos más significativos como que la Iglesia Católica haya protegido a militares en Argentina quienes fueron autores de los momentos más oscuros en nuestro país como la dictadura ? Además acá en Argentina recientemente y afortunadamente se permite mediante la ley a las parejas del mismo sexo que accedan al matrimonio civil y se estará discutiendo sobre las leyes de adopción. Es un paso muy significativo para los homosexuales y un paso mayor para mi país y una mayor inclusión en nuestra sociedad. Personalmente, me puse muy contenta con este hecho y participé de la movida y apoyo para esta ley; por el contrario, hubo mucho odio y violencia por parte de grupos religiosos en especial de grupos catolicos acá en Argentina. Con estos ejemplos y otros que se vienen a mi mente mientras escribo, perdí la inocencia. Nunca sé ni sabré cómo se ejercita y cómo nace la fe, pero no la tengo.
Todo lo que supuestamente se predica nada va más allá de las palabras, la censura a lo diferente, el disfrute del cuerpo y el libre pensamiento son reprimidos y condenados. Muchas enseñanzas son infantiles relatos más cerca de la fantasía que de la realidad, y a muchos de sus seguidores se les impulsa a creer y perderse en falsos y vacíos símbolos y prácticas que los alejan del razonamiento y la búsqueda de la verdad. No he tenido mucho éxito al entablar conversaciones con este tipo de fanáticos. El esfuerzo por crear sentimientos de culpa y miedo son una constante en esta intitución, y la increible rapidez con que señalan y levantan dedos acusadores hacia los demás me deja perpleja. Podría seguir y seguir con muchos ejemplos observados por algún tiempo los cuales me llevaron, me apuraron a alejarme de quienes se llaman a sí mismos católicos, y demás religiosos en muchos casos.
No creo en dioses por el momento; elijo creer en el hombre y la capacidad que tenemos para humanizar, para evolucionar y ser mejores. Podemos serlo, pero si hubiera un dios o como quiera llamarsele, estás personas pueden estar cerca de tal ser? Yo no lo creo. De hecho, me despierta muchísima curiosidad el haber leído lo que el personaje (real históricamente o no) conocido como Jesús de Nazareth predicaba en sus tiempos; ideas muy acertadas y acercadas a lo que entiendo como no hacer a los demás lo que no te gustaría que te hagan. Poner ante todo la tolerancia para tratar a los demás quienes nos rodean, pero al conocer en la vida real cristianos no he podido encontrar ni una de las reglas que este Jesús predicaba. ¿Extraño, verdad?