selva

La semana pasada, el novio de una amiga sufriò un accidente en su moto. Èl iba con su hermano, ambos usando casco, y en una esquina son sorprendidos por una mujer en auto que venìa no sòlo en contramano sino que tambièn venìa charlando por su celular. Se produce el choque y ambos chicos se caen de la moto. Tuvo unos cuantos golpes en las costillas este chico en cuestiòn y su hermano se le rompiò el diente. Por suerte, nada grave pasò.

Este tipo de irresponsabilidades es el claro ejemplo a mostrar que el otro me importa un carajo, que no hay nada màs importante en el mundo que uno mismo, porque el resto no lo necesito.
Gente que camina en las calles y te empuja; gente que tira la basura donde se le da la gana; gente que se regocija con el inventario de chismes o hasta las malas noticias de algùn otro; gente que miente; gente que maneja a velocidades no permitidas y si hay algùn accidente no se les ocurre mejor cosa que acelerar antes de ser atrapados; gente que pasa caminando al lado de un perro muerto de hambre o de una anciana tiritando de frìo en la calle y no se les inmuta un pelo del cuerpo al presenciar estas escenas; gente que abandona a un caballo desnutrido en la calle para dejarlo morir; gente que te pone un arma en la cabeza y juega a que la vida no vale nada; gente que viola y golpea a sus mujeres, a sus niños; gente corrupta que busca pertenecer a las elites para asì acumular màs y màs posesiones como si fuese lo ùnico que le dè importancia a la vida. Gente que se aventaja de sus pares porque el fin justifica los medios. Gente que no logra ver al otro en frente de sì mismo.
Creo que no nos han enseñado como sobrevivir en la selva de cemento. Hace unos dìas me dijeron que las acciones buenas comienzan por casa. Me quedè pensando en esto. Lo sigo pensando.