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Y ya sé que dije que me gusta de vez en cuando dormir solita, tener todo ese espacio en la cama para dar mil vueltas y cambiar de posición las veces que me dé la gana. Me encanta, incluso suelo ser de esas personas que no pueden dormir adecuadamente durante toda la noche si no es con la almohada de uno mismo. Suelo extrañar mi cama también, pero también sé que dormir con vos a mi lado es algo genial. Sentirme tan cansada y tirarme a la cama dispuesta a dormirme profundamente y sentir que levantás levemente mi cabeza para poner tu brazo por debajo de ella, cuando me abrazás bien fuerte y me apretás bien fuerte contra tu cuerpo y siento tu respiración en mi cuello. Me gusta cuando te das vuelta y como un nene me decìs "me abrazás?" y siento ganas de abrazarte tan fuerte hasta estar dentro tuyo. Me gusta despertarme al otro día con tus besos chiquititos por toda la cara, cuello, nariz y ojos; me gusta tu abrazo matutino conjuntamente con una sonrisa y cara de dormido y el "hola amor, buen día" como si hubieramos estado separados por el sueño. A veces es nuestro lugar de "tregua", nuestro nido, donde podemos estar lo más cerca posible, y no sólo hablo de lo físico, donde nos sacamos la ropa y las máscaras, donde hablamos de las cosas que nunca le contaríamos a nadie. Donde somos vos y yo. Me gusta dormir a tu lado, me gusta despertar y que seas lo primero que veo, me gusta dormirme y que seas lo último que veo, me gusta dejarme llevar por el sueño sabiendome a tu lado.
Y es genial tener una cama para uno solo y desparramarse todo en ella, pero dormir a tu lado y una "cucharita" en las noches frescas no se comparan.