clásico de invierno

Y como es un clásico de la temporada de invierno, no podía acercarme a la primavera y sus beneficios sin resfriarme. Todo el fin de semana, o más bien desde el viernes, en la cama con pañuelitos descartables por doquier, remedios y pastillas de todos los colores y sabores más desagradables que recuerde desde niña. Me pregunto por qué en estas épocas de tanto supuesto adelanto y avance de lo que se nos ocurra no logran que los remedios tengan al menos un poco de sabor más agradable. El escenario es de frazadas y medias de peluche para no perder el calor, piyama nada sugerente más el pelo revuelto por la falta de una ducha y el rostro ampliamente pálido con la infaltable nariz roja. Todo lo posible para sentirme lo menos atractiva posible.
Días en la cama, aburrida hasta la médula, y sin saber ya qué MÁS leer o ver en la tv, me pongo a pensar sobre lo inmortables que nos sentimos la mayoría del tiempo y olvidamos que la vida o la salud no nos pertenecen en realidad. Viene y va. Y es cuando entiendo por qué te dicen que la salud es un privilegio.

"La salud no lo es todo pero sin ella, todo lo demás es nada."

Schopenhauer

Buen comienzo de semana a todos y ojo con las bacterias por ahí.