no le dije


Hoy no le dije lo mucho que lo quiero. Me quejé a la tarde de que no podemos compartir cervezas porque a él no le gustan mucho. Pero no le dije gracias por la comida que me preparó, arroz con menuditos de pollo como me gusta a mí, puso los platos con sus cubiertos y vasos, me despertó con un beso y me dijo que la comida estaba lista. Yo me había recostado un rato porque no había dormido bien la noche anterior. Tuve un examen.
Cuando salía de la universidad, tenía un mensaje de él diciendome que le avisara cómo me había ido.
Me quejo de que se olvida de muchas cosas, a veces demasiadas, a veces levanta el tono de voz sin necesidad y le gusta casi siempre tener la razón. A veces es un niño y le gusta jugar a los juegos en las computadoras.
Muchas veces pensaba cómo distraerlo porque quiero ser siempre su centro de atención. Ahora compartimos juegos y sé que le gusta. Sé que piensa en mi a diario y que no aguanta cuando estamos enojados. Imaginamos muchas cosas para el futuro. Me gusta cómo me lleva de la mano, los besos en el cuello que erizan la piel, y cuando apoya su cabeza con rulos sobre mi pecho. Me gusta sentir que me rodea con sus brazos a la hora de dormir y que al otro día me dice buenos días mi amor y sonríe. Me gusta, me gusta mucho cuando lo hace. Me molesta que no quiera dormir siesta porque es algo que me gusta mucho. Y es que siento a veces que quiero estar prendida a él como un koala.
A decir verdad, me gusta como es aunque me queje y aunque a veces no lo diga. Me gusta que en su interior haya un niño. Sé que no me sería fácil encontrar a alguien como él. Y hoy no se lo dije.