el siguiente día



Me levanté. Ya era otro día, de hecho otro mes. Uno nuevo. Me senté en la cama y algo no estaba bien pensé. No sé qué es, pero algo había que no estaba bien. Me duele el estómago. Quizá señal de que algo no está en su lugar. O quizá es sólo un dolor de estómago como tantos otros por comer no lo que no se debe. Paranoia se diría. Sea lo que sea, pienso que algo no está en su lugar. Me dirijo a la cocina en busca de café. Pienso en todas las mañanas que sostengo la taza en mi mano y observo cómo humea. Su olor me despierta, me estimula. El café siempre lo hace. Pero mi estómago esta mañana no respondería bien a una taza de café. Me duele y pienso que es mejor un poco de té, algo más gentil con él. Aunque mi espíritu es el que espera con ansias esa taza de café, yo le ofrezco a mi cuerpo un poco de té recién preparado. Está bien.  Mas sigo sintiendo que algo no está en su lugar. El estómago me duele. Me siento y pienso. La mañana está callada, está diferente. Afuera quizá no, se ve igual que tantas otras. Pero algo está diferente acá adentro. Hay algo que extraño. Me duele el estómago. Pienso que ya es un día nuevo, y no sé si me siento diferente. ¿Debería sentirme diferente? Después de un natalicio que me dicta unos 29 años, espero que algo cambie, o creo que algo debe cambiar. Eso dicen. Lo único que sé es que el tiempo pasa, pero no sé bien qué es lo que uno debe hacer el día después de haber cumplido años. ¿Hacer nuevos planes como esos planes que se hacen los días de años nuevos en los cuales listas interminables de cosas por hacer son repetidas años tras año? ¿Debo sentirme diferente, acaso más vieja? Pienso que es mi último número veinte y que próximamente en espacio de otro año más de vida se convertirá en 30. Me preocupo. Pienso, vendrán muchas cosas nuevas y cambios con otra etapa? ¿Yo tengo que cambiar algo en mí para mostrarle al mundo que hoy soy un día más viejita, madura o diferente? ¿Cómo se comporta alguien de 29 años? ¿Hay cosas que debería estar haciendo ya? Me duele el estómago.

8 comentarios:

Darío dijo...

A ver...debe ser una situación traumática, pero no tanto como para que te duela la pansha. Lo mejor es dejarse llevar por el aroma del café y los sucesos. Los treinta son una edad preciosa. También los cuarenta, y después ya no puedo hablar, pero supongo que todas las edades han de tener su belleza.
Seguramente cambiarán tu cuerpo y tu cabeza, pero no cambies las zapatillas, que te quedan rechulas.
Un abrazo.

Ojosnegros dijo...

Seguir siendo tan encantadora como eres (no te costará trabajo hacerlo creo), no está mal para empezar.
Felicidades.
Un montón de besos.

laviejadeinglés dijo...

Pasan los días, y a veces creo que incluso habiendo vivido 29 años, no sé bien quién soy, dónde voy, ni qué quiero realmente.¿Llevará una vida conocerse?

laviejadeinglés dijo...

Gracias por la buena onda chicos =)

BLUEKITTY dijo...

None fui yo, jajaja, no me reconoce el usuario parece che! Ni eso!

Jack el Despotricador dijo...

La típica crisis del cambio de década, yo ya la tuve al pasar de 19 a 20 :S

Besos!

Shang Yue dijo...

uy, qué peligro!!
con 29 ya y la máquina no te reconoce el usuario...

algo está cambiando, es cierto, tu estómago no te engaña ;-)

guille dijo...

lo primero es lo primero: ¡Qué imagen mas bonita!

Yo tuve 29 el siglo pasado y sobreviví.

De los 30 a los 40 y algo es la decada prodigiosa.
Te duele el estomago del vertigo de llegar a lo mejor y las ganas de comerse el mundo.